Rehabilitación o restauración, esa es la cuestión

El paso del tiempo es un fenómeno que no solo afecta a las personas, sino también a las edificaciones. Con el tiempo, los materiales empleados en la construcción pueden deteriorarse suponiendo un riesgo para las personas. Sin embargo,  ¿cómo sabemos si es necesario una rehabilitación o una restauración?  Es común que nos planteemos esta duda a la hora de solicitar licencias de obra, por esta razón, es necesario conocer las diferencias que existen entre estos dos tipos de obras.


¿Qué es la rehabilitación? 

La  rehabilitación  de un edificio consiste en la adaptación de los espacios, es decir, una modificación completa del espacio para que en él se desarrollen nuevos usos y funciones. Por poner un ejemplo, transformar un edificio de viviendas en oficinas es un proceso de rehabilitación, al igual que incluir un ascensor o rehabilitar la fachada de un edificio antiguo. Así, se trata de una obra que requiere un cambio notorio, ya sea total o parcial.

Este proceso se puede realizar con varios fines: 

  • Mejorar la seguridad en la construcción en aquellos edificios que tengan deterioros graves.

  • Actualizar las instalaciones de acuerdo a su uso actual y/o cumplir normativas vigentes.

  • Realizar mejoras en la accesibilidad, facilitando el acceso y la salida del inmueble.

  • Aumentar la eficiencia energética y disminuir el consumo energético mediante la instalación de sistemas determinados.

  • Reestructurar el espacio para optimizar o ajustar la habitabilidad.

En ocasiones, la rehabilitación se convierte en algo obligatorio si las condiciones del mismo son extremadamente graves. 


¿Qué es la restauración?

En cambio, la restauración es una obra que se realiza con el fin de recuperar el estado original de la edificación, suelen realizarse en edificios antiguos o que son bienes patrimoniales con la finalidad de ser conservados teniendo presente la tipología de la edificación y las técnicas de construcción histórica.

Para ello, tendrá que haber suficiente documentación acerca del estado original y, aunque se pueden sustituir algunos elementos para asegurar su estabilidad, no se debe alterar ciertas características de la construcción original. 

Existen tres tipos de restauración:

  • Limpieza, como la palabra indica, se trata de eliminar la suciedad de las fachadas.

  • Reparación, consiste en restaurar los elementos deteriorados.

  • Sustitución, para aquellos elementos que no puedan ser reparados se construyen manteniendo la estética original.


De esta manera, la principal diferencia entre ambos términos es, esencialmente, el objetivo que se persigue. Mientras que en la rehabilitación se quiere mejorar el confort, la salubridad o la habitabilidad, en la restauración se busca conservar el edificio por tener un interés histórico o cultural.

Tanto para la rehabilitación como para la restauración, la estructura del edificio debe mantenerse teniendo en cuenta los materiales empleados, el entorno físico del edificio, las características físicas y químicas de los elementos de construcción, así como, la distribución de los muros de carga. 

Para realizar una valoración de la construcción en sí, es necesario contar con la ayuda de un profesional cualificado que determine cuál es la gravedad del problema y los posibles efectos negativos que puedan surgir. Posteriormente, se determinarán los trabajos que será necesario llevar a cabo. 


Esperamos que este breve artículo te haya ayudado a comprender la diferencia entre obra de rehabilitación y obra de restauración. Para la evaluación del estado de tu edificio contacta con nosotros, realizaremos un estudio previo para darte las mejores soluciones.